A raíz de la pandemia, el consumo de arándano se vio incrementado por sus beneficios para la salud. Esto ha posicionado a esta baya como uno de los frutos más vendidos, y los consumidores comenzaron a demandar nuevos formatos.
Al tener un período postcosecha más largo, los consumidores que van al supermercado, han aprendido que vale la pena tener más arándanos en su refrigerador y exigen envases más grandes.
Esa demanda ha motivado una expansión de la superficie plantada y de las producciones. Así también, ya asoman nuevas zonas de producción en el planeta.